Extracto de mail, días sin vino ni rosas..

. El ejército del Ebro, rumba, la rumba, la, el ejército del Ebro, rumba la rumba, la, una noche el río pasó, ay Carmela, ay Carmela...". Eso es una canción republicana de la guerra civil española. Lo cual que la vida va de lucha, de lucha inútil, la mayoría de las veces, pero de lucha al fín y al cabo. Y así lo veo desde hace tiempo, y así me cansa desde hace tiempo ver tanta gilipollez que envuelve el ambiente, pretendiendo actos trascedentes en la recurrente cotidianidad banal cuando no son si no simples expresiones de sobrecultura que no tienen anclaje alguno en el mecanismo esencial de la vida, - en la lucha biológica por la supervivencia, que es la esencial - y que no llegaran siquiera a acercarse a las puertas de Thanhausser (me tomo un pequeño préstamo del androide de Blade Runner, la peli más impresionante de los últimos 50 años). Lo que te quería decir es que la profundidad de enfoque actual - un puto virus que cogí hace un par de años con ciertas lecturas - a menudo me impide ver "esto" en el plan alegre y jovial que me pides. Y en ese contexto vino la muerte de mi ex-cuñado y, sobre todo, la de mi alucinante amigo Miquel, de cuya maravillosa personalidad apenas reflejo un poco en mis escritos, como saben quienes tuvieron la suerte de conocerle. Y siempre con la sensación de asombro ante las los matices de las realidades complejas: Un niñato borracho y cabrón en esta puta sociedad que le pone a los 20 años el coche, la bebida y el hedonismo casi gratis, - gracias papá por trabajar 10 horas para mi y para la financiera del coche -, elude un control de alcoholemia a gran velocidad y casi mata a un desecho de mujer que un día fué persona, que aún retiene cierta clase social y moral, aunque vegeta para pagarse el urgente pico, y casi la acaba de rematar.., y ahora, dos años después, a su lado, en el acto sacral del juicio de reminiscencias medievales, gesticula y cuchichea el mierda que seguramente la chulea exigiendo venganza indemnizatoria, en una representación teatral donde se repone varios días cada semana en función de mañana la obra "el arte de mentir y retorizar asertos y gilipolleces para no soltar la pasta", y los actores ( algunos más inmorales que otros, desde luego ) asumen posturas más gesticulantes que dignas y peroran sobre reproche social de conductas infractoras de códigos y leyes puramente contingentes ante un público que no existe y mientras el director de escena se duerme... abrumado por tanta enjundia o por el exceso de cardú de la noche anterior, y, tal vez, la ujier ríe ( o llora ) para sus adentros. Y yo, para variar, agobiado por los putos matices y la complejidad de las cosas, intentando identificar a los buenos y a los malos: ¿A quién hay que condenar y en qué grado hay que repartir las culpas...? Uf, qué mierda!!
OTROSI DIGO: Pero no no todo iba a ser negativo, ya que la vida tiene aspectos positivos, como los amig@s amables, inteligentes y sensibles, como tú... a quienes da gusto y libera contar estas cosas.
Un abrazo. (Espero escribir algo optimista en los próximos meses, o tal vez en los próximo años...)